Una bandada de gaviotas volaba sobrevolando el
mar cuando se detuvieron a comer sardinas. En ese momento tuvieron la
sorpresa de que les alcanzó una gran masa de petróleo. Kengah, una de
ellas, consiguió escapar con todo el cuerpo lleno del petróleo y viendo
que iba a morir, se dirigió a Hamburgo y cayó en el balcón de la casa
habitada por el gato Zorbas. Kengah puso un huevo y le hizo prometer a
Zorbas que cuidaría del pollito que saliera y le enseñaría a volar.
Entre todos los gatos del puerto consiguieron cuidar el pollito después
de muchas aventuras y finalmente con la ayuda de un humano, consiguieron enseñar a volar a la gaviota
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